24.11.08

obituario.

Así era mecido el tiempo,

cuando inventamos la tierra.

Recogieron de esos santos sus reliquias,

y de esas reliquias sus vellos,

y de esos vellos sus genomas,

y del genoma se pronunció la muerte.

Cruzó los ojos y el microscopio,

atravesó la vista,

perforó al avizor desde su centro,

le devolvió la asfixia de antes,

las ausencias innatas.

Arrastró del pasado a la madre,

devoró su endometrio,

borró la huella de los espermios,

escribió en esas páginas de algún diario,

su nombre con una cruz apostólico romana,

arrancó de cuajo sus reliquias,

y de sus reliquias esos vellos,

y de sus vellos ese genoma,

y del genoma salió la muerte.

Los ojos no vieron el centro,

y en el centro de la página,

un obituario con su nombre episcopal,

mal sabido era el tiempo,

en que un espermio perforó ese útero,

y de él salieron esos vellos,

y de los vellos ese genoma,

y del genoma irrumpió la muerte.

Única, ahíta y negra. La muerte.

.... .... ...

2 comentarios:

Daniela dijo...

no sé si entendí bien,
pero tu y los curas quedaron algo chocados desde el último incidente me parece.

suena algo parad{ojico dar luz a la muerte, o ser factor de eso.

pero bah,
besos =)

Pietro Galleani dijo...

el rey león nos enseñó acerca del círculo de la vida. puras patrañas.

el círculo de la muerte es mucho más democrático