26.8.10




Porque te encuentras a la orilla del hombre,
como si fuera el muslo el que deviniese en tu borde.
Revientas así, a veces en el costado fresco de mi carne.
Como agua, como caudal de río viejo
nos llueven como golpeando.
Nos golpean como a sabiendas del dolor anclado.

4 comentarios:

Silvio Valderrama dijo...

Está bueno eso.
Aunque aún no hilo del todo esas construcciones corporales que haces tú.
Un abrazo Martineitor.

Danie.la# dijo...

esto me gustó mucho, colega.
Lo he leído varias veces, y recién ahora te quise comentar algo. Creo que se une al grupo de mis favoritos.


:)
un beso.

Absurdá dijo...

me encanta!

Absurdá dijo...

me encanta!!!