2.1.07

Sobre lo mundano y lo profano

La intención surgió antes de que naciera, antes de que se hiciera carne el Dios que nos pidió que no alabáramos a nadie más que a él, y al amor que nos uniría como hermanos, prójimos cortados por la misma mano, la de Dios, que nos daría forma a su imagen y semejanza, nos acercaría a la divinidad siendo sus seres predilectos dentro del mundo vivo, dentro de esta perfección salida de la creación, que en pocos días se haría paraíso. Todos los que notaron que una fuerza se imponía ante la realidad y naturaleza de todas las cosas, se percatarían de que algo superior debiera mover el cosmos, el mundo inmenso que los hacía parte de esa magia indescriptible. Se presenta entonces en un desierto, con la caída del maná milagroso, en tablas que regularan su manifestación en el mundo como el UNICO existente, como el único ente espiritual adorable. Aún así, hace 2000 años ha nacido el hijo concebido por sí mismo, Jesús. Y cada año, se ha repetido este nacimiento continuo y perpetuo, hasta que sentimos que realmente es por nosotros y nuestra calidad de humanidad, que es que él ha muerto. La cuestión es quién es, quién está detrás de esa imagen mártir que conocemos. Si realmente sería o no un pedazo divino de un Dios encarnado en un hombre, o si realmente sería su hijo biológico, descendido de los cielos en forma de feto; un hombre, tal vez, que se sintiera hijo de Dios, que sintiera el poder de predicar y crear sociedades que en torno a su imagen y profecía, formarían un cristianismo que rompería con uno de los 10 mandamientos; el justamente, adorar y casi equiparar a Dios, la imagen de Cristo. Lo que distanciaría crucialmente el judaísmo del cristianismo, sería justamente eso, el colocar más arriba del pedestal, la imagen de un mártir religioso (que sin lugar a dudas lo fue), junto a todos aquellos que lo apoyaron. Es increíble notar que si bien el concepto que comprendemos por Jesús Cristo, es inmenso y complejo, no dimensionamos la influencia enorme y angustiante que tuvo en nuestro ahora, en el pasado que cayó aquí; siendo él el que formara un occidente basado en principios y valores, en poderes creados a partir de ese hombre tan sencillo e interpretado de tantas formas que diera origen a múltiples reformas que dijeran y contradijeran lo que se creía que se debía hacer con las palabras de él. En cierta medida, ocurrió lo mismo con Mahoma, con su calidad de profeta auto designado, y no deseando ni hablando de su calidad de hijo de Dios; y que dividiría nuevamente el mundo religioso, el mundo del monoteísmo, el de las religiones orientadas hacia el mismo Dios, que se manifiesta de diferentes formas, que juega a armar religiones, a crear disturbios entre los mismos hijos o seguidores de él; entre los hermanos que no reconocen sus ojos mirando al mismo punto, sus almas orándole al mismo Dios. Un oriente, un occidente, un Israel, un Cristo, una Biblia hebrea, Mahoma con un Corán, o una sinagoga dentro de una Iglesia llena de figuras alegóricas, con imágenes de ángeles, de dedos divinos tocando al elegido Adán. Ni las guerras santas, ni las cruzadas, ni los holocaustos podrán acabar con la disputa eterna por la verdad, esa determinada hace siglos, cuando alguien se dio cuenta que podía creer y comunicarse con ese Dios… Todos ellos hablaron en la misma lengua y no se dieron cuenta que probablemente deseaban una unión, un gran imperio de creyentes en la fuerza de procedencia inferida. Aún así la técnica falló, ¿qué pasó con el monoteísmo universal que se desvió por 2 hombres? Del judaísmo queda un estado ilegal de hombres que luchan por tener un territorio designado, de donde procedían hacía miles de años, y que ahora es de la evolución, de los pobres que creyeron en la otra alternativa, y que quizás, sin que lo noten, siguen tras el mismo Cristo linchado por judíos con poder, que se los tragan. Y son sus hijos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

una vez vi en la tele una entreevista a un filosofo q decia q el dios de la posmodernidad era google. me rei por un rato y pensé q era un chiste. pero no.