12.5.07

YEMA

Yema: Dícese de lo que perdurará en nuestras congruencias, en nuestras mil y tantas calas caídas, ecualizadas con la boca, pronunciadas en el contagio, en tu partida saboteada, por tu rajazo, por tu lindura teñida y planchada, boca torcida, lengua recompuesta, orejas perforadas y cicatrices muñequeras. Eso fuiste cuando nos conocimos de nuevo, en tu pieza, bajo un olor a algo que no recuerdo, y contagioso, penetrante en los pulmones, en tus vías y en las mías… un mareo, luego otro, una caricia donde dos cuerpos idénticos serían gemelos, y casi siameses. Contagioso, el hecho contagioso de unir corazones en un abrazo con arritmia, que aproxima el músculo rojo con el otro, dentro de ellas las lenguas, dentro de ellas las lenguas y saliva/ más salival sería lo saboteado de rozar los dientes y perforar el esmalte hasta la médula del hueso/ que se nos pudra por ser dos personas que huelen y caen. Para siempre, serenamente siempre veloces lentas lenguas, veloces y audaces corazones nublados en tu noche, así son los reencuentros en la 2ª partida, en la vez que te conocí de nuevo/ 2ª partida, cala caída. Tu pieza blanca, un rock a algo en la tele, el tocadiscos con alguien fundido por el sol, yo te recuerdo raída, un vestido de no sé dónde… un cubrecamas blanco con manchas de té, y yo, un uslero con sonrisa a ají, te traía una hoja de canelo, seca, con gusanos secos, fósil de mí, ay de los contagios ay de los contagios de picantería, mi regalo es menos que sangre y más que regla hambrienta de endometrio: “En ella nos dispersamos para siempre”, nos fosilizamos el cuerpo que no viene, en ella mi ají de sonrisa es un ajo para abajo, es un sulfuriento rencor literario. Y yo, que te traigo un capullo de nada, una flor de mosquito, un fertilizante de guitarras… Yo que nada he puesto en tu rosado que deshilachas, ándate a la mierda y llámame cuando vuelvas, y si me encuentras en tu músculo rojo, muérdeme de una y porfa, escúpeme en un balde, llénalo de sangre, cúbrelo con tierra, y luego de eso…Sé en parte, esa niña que se derrite como mantequilla, de rodillas, vacilando en la noche, con olor a sativa como quien huele a romero o a vainilla.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

:O

Anónimo dijo...

por cierto
necesitaré tus fonos nuevamente, me robaron el cel y blabla

supongo que deberé acosarte en msn

Anónimo dijo...

te pasaste.
esta excelente wn
la dura que escribes hermoso marti..mejor q neruda, mejor que teiller, mejor q mistral, mejor q maria luisa bombal, mejor que rojas, mejor que todos wna..nose qn mas decirXDD
te passate martina, !!!
la parte final del poema esta BUENISIMA. wn eris mi poeta preferida
i no es webeo
te amooooooooooooooo!!!

martina p.r. dijo...

apurate Pietro!

Anónimo dijo...

que le quiere que le diga po chiquilla(notesé la ritmica de la frase).

Querida:
Ahora, que el divorcio se vuelve casorio, a ratos, me narcotizan los recuerdos de dientes tocados por otros que los buscan y de calas caídas que de comunes tienen todo.
ahora, mi figura dansincopada de tiempo, me atrevo a cazar mi parrafo con lapiscopeta en mano; yo lo sé, la vida de 50 hojas no es larga, pero intensa como pocas y me disculpo de antemano por no verla vivir el final y que al final nos veamos las caras rojas.

Bibiana dijo...

...aunque borroso, algo se anuncia entre calas, arritmias, hojas secas y sangre derramada sin puñal....pero el claroscuro no termina de definirse //y esto no es literatura//

¿qué se oculta tras la exhibición? ¿dolor, renuncia, extravío, ambigüedad? ¿todas las anteriores?