ELENA
Te diría padre, pero para eso tu nombre tendría que perderse, porque sólo padre tiene la palabra más grande, y el peso nominado de tu nombre, no puede elevarse sobre la categoría de tu paternidad, que ha de ser mejor que la fallida adopción que cargas sobre la correa con la que me atas, hombre.
GASTÓN
Qué hablas, qué ladras niña, no puedo escucharte si me rumias así, ¡animal perdido!
1 comentario:
si al final, todos
hablamos, para dejar
de hablar.
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