11.12.06

Temporada de vacas

En estos tiempos, donde ya todo escasea, donde ya todo lo que existe y queda de lo que hubo, se puede contar con dedos, se puede hacer palpable y se transforma en aspereza.

Me dices que en estos tiempos, donde no hay calor, ni temperatura, si no manifestaciones del cambio climático acelerado, y que ya no se llama aire ni viento, si no masas de atmósfera que reclaman sus diferencias.

Creo entonces, y sin más motivos que éste; que la temporada de vacas está de alta. Sí, contamos con un estupendo incremento de sistemas nerviosos del mundo, con ojos puestos en las playas, en las sombrillas a comprar, en lo disminuido que se vienen los bikinis este verano, en las vacas que se deshidratarán con pastos secos. Pondremos atención en ellas, las vacas locas, que comen de sí mismas, las vacas caníbales.

Temporada alta de vacas locas.

Temporada baja de vacas sanas, de vacas lecheras, de res tiernitas, de pureza ante la inminente y notoria novedad que es agregarle un algo… un qué se yo, para que luzcan más apetitosas.

No hay tiempo, sólo temporadas, sólo fechas renovables año a año, sólo frecuencias periódicas, sólo resúmenes de lo que quisiéramos toda la vida. Vacas en síntesis de nombre, vacas que debieran ser vaca-ciones, vacas que esperan hambrientas un cerebro jugoso, un cerebro renovado de tanto hastío solar, cerebros listos para el computador, el sedentarismo, las escobas, los taladros, los libros, la basura, libros dispuestos a ser vacas de año.

El fenómeno se encuentra en crisis, creo que el mismo acto de abreviar su nombre lo convierte, en efecto, en un afectado o en un efectado defectuoso por su efecto demoledor. Es el ciclo de la vida señores, nombres que se acortan solos, palabras que cambian de significado para volverse a connotar como quieran.

Sugerencias vivas, niños y niñas, lean esto y no se espanten de la realidad de las mamíferas con ubres, ELLAS NO TIENEN VACAS. No, ellas son rumiantes todo el año, ellas no van a la playa a tomar el sol, tampoco toman como orilla de playa, tampoco absorben buenas ondas solares, no, ni mucho menos carretean, porque son enemigas del cemento, de las rutas recorridas por miles de vaca-cionantes, de vaqueros en carreteras perdidas en sus territorios lógicos.

Si hasta las carreteras cambian de nombre, hasta las mujeres más buenas para la pachanga cambian de nombre, y sólo disfrutan del regalo divino del trimestre legítimo ante todos.

Sea verano para Uds., sea invierno para los señores septentrionales, sea lo que sea. Nos rodeamos de vacas sagradas para la India, chanchos sagrados para islámicos e incluso pinochos sagrados para nosotros. Nos encontramos ante una inmensidad de tributos absurdos.

Y Ud. ¿se atrevería a decir que el Viejo de Pascua no es un ídolo para sus hijos? ¿Me dirá que no es cierto que alguna vez durmió angustiado al tener bajo su almohada un diente caído? ¿Acaso es mentira que idolatrar a un equipo de fútbol no es lo mismo que amar a una vaca?

Dios, me libre, las vacaciones son como una condena; se asemejan a ellas porque no puedes escapar de tenerlas, no puedes evitar atraparte en sus conceptos, en su nombre… no puedes evitar ser un condenado o un vacacionante, no puedes evitar tenerlas… porque al final, temporalmente, pasas a ser parte de eso. De la temporada de vacas, de condena de vacas que se van a la muerte como quién va de vacaciones.

Vacas + vacas = a una ecuación imperfecta. Una ridiculez más en el círculo de los ridículos, que se hacen ridículos y amaestran a más candidatos a ridiculizarse, que generarán una cadena sin candado, abierta a todo aquel que se adhiera, a todo aquel que crea que la ilusión de ser un vacacionante no será una condena, una condenada cadena de vacas en marcha fúnebre hacia un ataúd vitrificado, un ataúd con el Sr. General ® al medio, con un idiota vacacionante de purgatorios, un idiota.

Como todos los idiotas, ¿no?

Señora: quédese en casa, barra harto el suelo sucio de polvos solares, barra y sacuda alfombras, limpie el piso hasta que suene como plato bien lavado. Juegue con la escoba verde, juegue, pásela por donde quiera.

Cepíllese los dientes también, después de besar al Gran Pinocho idolatrado, señora desinféctese desinfecte su boca sea vaca no coma carne humana.

ejemplar de escoba verde Por: Pedreros Rodríguez

3 comentarios:

Anónimo dijo...

como de esoterica predicion se abre la temporada, te soy sincero no se como postear en este tipo de blogs si es que sellaman asi o no se que, mientras escucho a mi nana hablar de una camisa un tanto sucia me duele el cuello y quiero terminar de pasar en limpio el pedazo que te mande y que del cual recibo tus comentarios,despues del chamullo viene la calma nos vemos el jueves

Pancho dijo...

Vaya que manera de escribir
pero me quede con una sensacion de mareo... lei de muchas cosas como entremezcladas, pero bien que sepas entrelazar varios temas de esa manera; me gusto el texto, el ser reo de las vacaciones, un derecho-impuesto, o sea queremos y estamos obligados a tenerlas... cuando a veces no queremos.
Sigue con tus reflexiones bovinas, Marti.

TOMÁS HACHE dijo...

la vaca me suena como una gran metafora q me da lata explicar ahora. Aún asi me gusto la vaca de la q hablas, un poco mareadora, la verdad, mucho tema que no pude relacionar, en fin. espero q disfrutes tu vaca, por q lo q es yo el trabajo me mata la vaca.
suerte compañera
"dialectoestridentalista"