Así era mecido el tiempo,
cuando inventamos la tierra.
Recogieron de esos santos sus reliquias,
y de esas reliquias sus vellos,
y de esos vellos sus genomas,
y del genoma se pronunció la muerte.
Cruzó los ojos y el microscopio,
atravesó la vista,
perforó al avizor desde su centro,
le devolvió la asfixia de antes,
las ausencias innatas.
Arrastró del pasado a la madre,
devoró su endometrio,
borró la huella de los espermios,
escribió en esas páginas de algún diario,
su nombre con una cruz apostólico romana,
arrancó de cuajo sus reliquias,
y de sus reliquias esos vellos,
y de sus vellos ese genoma,
y del genoma salió la muerte.
Los ojos no vieron el centro,
y en el centro de la página,
un obituario con su nombre episcopal,
mal sabido era el tiempo,
en que un espermio perforó ese útero,
y de él salieron esos vellos,
y de los vellos ese genoma,
y del genoma irrumpió la muerte.
Única, ahíta y negra. La muerte.
.... .... ...
2 comentarios:
no sé si entendí bien,
pero tu y los curas quedaron algo chocados desde el último incidente me parece.
suena algo parad{ojico dar luz a la muerte, o ser factor de eso.
pero bah,
besos =)
el rey león nos enseñó acerca del círculo de la vida. puras patrañas.
el círculo de la muerte es mucho más democrático
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