Pisé firme el suelo, no lo podía creer. Atrás mío una fisura en el aire se cerraba, era mi imaginación, porque en verdad ese traspaso de dimensión era absolutamente irreal, tan sólo psíquico. Me encontraba un poco mareada y cuando logré pisar mejor, me detuve a mirar con cuidado mi entorno.
Era extraño, distinto. Sentía que no me había movido ni un centímetro, siendo el mismo lugar en el que me encontraba en ambas dimensiones. Mi cuerpo se situaba en la más bella espesura de una selva, oscura, húmeda. Pensé que en mi tiempo real eso no era más que una planicie de cemento, que ya no existía el oxígeno, que íbamos por la vida como muertos, respirando miles de gases nocivos. Y ahora, quién sabe cuántos siglos atrás me encontraba.
Era todo tan puro, tan virginal, que mis pulmones se congelaron de alegría. Me percaté de un detalle, nada se movía, y entendí que mis poderes psíquicos eran fuertísimos, que esa concentración tan profunda que había logrado, sin lugar a dudas trasladó mi mente de una dimensión a otra.
Pensé en mis estudios de antropología que tanto me servían ahora, y por primera vez observé mi cuerpo, no era el mío; no existían ni mis piernas, ni mis brazos, ni los metales que tenía en los pies para deslizarme más rápido; no había nada de eso. En su lugar, vi una niña, pequeña, de manos oscuras y suaves, redondos dedos, cabellos negros, largos y lisos. Llevaba poca ropa, era extraña, muy colorida. El cuerpo se movía y yo no lo quería así, y entendí entonces que yo había llegado muy lejos, a un extremo peligroso. La niña no se daría cuenta que yo estaba dentro de su mente. La evolución humana, aún tan retrasada. Ocupando el 5% de su cerebro, jamás pensaría en que nosotros mismos, humanos, nos infiltraríamos en sus mentes.
La niña caminaba, y yo intentaba vencer la tentación irresistible de ir más allá de lo que creía permitido. Hundirme en sus pensamientos, comunicarme con ella, tan sólo poder hacer lo que yo quería, por un instante.
En mi era no existen números, ni letras. El sol ya murió, y lo que nos da luz es un transformador de luz, o más conocido como “acumulador”, que junta la energía liberada por las estrellas, y las transforma en un foco gigante que simula al Sol, que ya es un mito. Tuvimos que dejar de comer carne, porque los animales se iban extinguiendo y sus carnes estaban contaminadas, al igual que la leche. Salían todos deformes, pobres animales. No se les podía alimentar bien por lo que empezaron a sufrir variaciones genéticas. La hambruna mundial fue solucionada con una “reducción de personal”, como lo denominó el emperador de la Unión de Territorio, porque ya no se habla de países, somos todos habitantes de la Tierra, el Mundo; el nuevo sistema de gobierno. Es una tortura, la reducción de personal no es más que eutanasia y esclavitud, y esos países se convirtieron en los “generadores de inversión”, más bien, como el planeta se iba enfriando junto al término del Sol, se fue extrayendo el calor africano de por debajo de la tierra, para ser disperso por el mundo...
Era todo tan asqueroso, y pensé en la niñita, que caminaba cantando en una lengua preciosa, melódica. Y yo estaba atrapada en su cabeza. Intenté desconectarme de ella, cegarme, acumular mis pensamientos, concentrarme, sentir mi cuerpo en otra dimensión, y luego encarnarme en la tierra, al lado de la niña, y presentarme. Un remolino de ideas me transformó, y cuando abrí mis ojos, vi el Sol, y la niñita morena de cabellos azabache me acariciaba mi pálido rostro. Ahora podía mirarle los ojos, eran negros, grandes, brillantes, y tan alegres. Y pensé en los míos, tan amarillos, tan pequeños y tan muertos. En mi pelo tan albino, pajoso y corto, porque hay que ahorrar agua, por lo que no se permite tener pelo “largo”.
La niña me dijo unas palabras extrañas, y yo le respondí, le entendía todo, y sin darme cuenta le estaba hablando en la misma lengua.
-Hola señorita.¿ Se siente bien?- me dijo la niña abriendo sus grandes ojos.
-Mmm, sí...bueno, algo perdida me siento.
-Mire, estamos en un parque, más allá está la salida, la acompaño, hay una caseta de información turística.-y yo, escuchando su dulce vocecita le dije que sí, y la tomé de la mano, mientras ella me llevaba por el parque, hablándome del lugar. Me contó sobre la historia de la cuidad, que se llamaba Oviedo, que ella iba a la escuela, y que el año próximo sería 1985 y pasaría a 5º año. Ella era tan tierna...
La población en la que yo vivía se llamaba “Central de Reforzamiento Nuclear”, no era un nombre propicio para una “seudo cuidad”, pero mis padres, que pude conocer muy poco, me contaron una leyenda sobre ese lugar. Que allí habían vivido osos pardos y que se hablaba asturiano. Cuando entré a antropología en la “Red virtual de Profesiones”, pude aprender sobre los humanos que habitaban estas tierras antes, los celtas, aquellos que podían ser felices.
La niña se llamaba Trinidad, y era de Chile, que según me señaló ella, era un país muy lindo, y que por lástima las cosas no estaban bien allí, que estaban matando gente, por lo que tuvieron que cambiarse de país.
Me contó muchas cosas, y cuando llegamos a la puerta me hizo una pregunta.
-Mira, quiero que sepas toda la verdad, y yo me di cuenta que tú no eres de aquí. Tú eres rara...mmm,¿en qué mundo vives?- me quedé muda, nerviosa ,tomé aire y le dije.
- Me presento, me llamo Orión, y no soy de tu mundo. Yo vivo en otro mundo, pero es un mundo mental. Imaginario.- le sonreí y le besé las mejillas. Me miré, parecía cualquier cosa, con ese traje negro entero, térmico, cerrado, con lo pies cubiertos de mercurio, eran térmicos también, y con ese chip en el cuello que me tenía condenada a no poder huir. Sabía que Trinidad se sentía extraña, podía leer su mente, ella pensaba que yo venía de Marte, y en efecto, Marte es un planeta que ya está habitado. Pero el Sol me estaba quemando mucho, mi piel ardía, y por primera vez empecé a mojarme y a tener deseos de sacarme el traje.
-Orión, tú tienes calor. Lo sé ¿dónde está tu equipaje?
-¿Mi equipaje?¿Para qué quiero yo equipaje?
-Bueno, por más extraterrestre que seas, eres turista, y los turistas llevan equipaje.
Quedé estupefacta, y solté una carcajada, la miré. Ella estaba perpleja, con 10 años de edad era muy inteligente. Pero algo me decía que esto empezaría a ir mal. Y sentí ruidos, una pareja de adultos se acercaban, y Trinidad corrió a abrazarlos. Serían sus padres, se notaba en los caracteres genéticos, eran muy parecidos. En la forma de hablar...en mucho.
Me hice la despistada y comencé a caminar hacia el otro lado de la puerta de salida del parque, donde ya el típico cemento abundaba. Vehículos graciosos circulaban, y gente caminaba, tan colorida, tan alegres...
Un pálpito me estremeció, y un dolor punzante me comenzó a debilitar. Miré hacia el suelo, las sombras del Sol eran largas, eran esbeltas, elegantes. El pecho me dolía y mi mente se iba, un torbellino de pensamientos volvían a mí, me torturaban, el chip en el cuello, estalló; y la sangre mía goteaba en el cuerpo...¡Qué cuerpo! Era un huracán, no podía ver, me sentía desvanecer, ya no tenía cuerpo.
Ahora estoy aquí, en la dimensión de las mentes. Las pocas que quedan. El mundo murió, la energía fue incontrolable y se dispersó en su forma natural, así, perdiendo el calor del mundo...Morimos, mi cuerpo estaba allí, yo lo veía, estaba muerto sobre el cemento. Pero el haber podido viajar con la mente, me permitió salvar mi esencia. Y aquí atrapada en la dimensión de las mentes, las sombras son largas siempre, porque yo vivo, en mi propia mente, donde puedo crear y vivir donde quiera.-
2 comentarios:
Me identifico con trinidad...
Orión.. que personaje, se va en las mismas voladas que yo.. ese superpoder mental la supera.
La conclusión que puedo sacar de esto es que pensamos totalmente igual.. el mundo es tan bizarro, que agradecidas deberíamos de estar de tener esa visión.. lo estoy, lo estamos, me alegra!
ayy Martina no tengo palabras para expresar la genial pero a la vez triste sensación que me dio leer ese cuento.. que no se si tiene tanto de cuento.
Te quiero mucho pequeña sopaipilla
!
:)
PD: Me estoy complementando... 85%
Hoy vi el cuadro de honor y..
te llamai Ivana?
Martina.. maldita impostora!!!
muack!
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