Paranoica era la boca que hablaba,
y se consumía de a poco en sus propias honduras.
A veces, las voces sonaban tardías,
para otras tantas,
los versos eran estrofas perdidas.
(Así se siente cuando las palabras,
flotan secas por dentro),
y la antología de frases hechas,
se retuercen sin sus lazos negros.
OH! Cómo sabe la noche sin letras robadas,
cómo se calma la herida que se escuece en la mañana.
Y la sangre de la encía,
(que se irrita de tanto logos)
paraliza su curso fluido,
se detiene en el mentón y resbala,
se ataja sola en el aire y prefiere cambiarse de casa,
almacenar poetas muertos,
dentro de una probeta (gastada),
y junto a ella (la sangre),
rendirse al poder de las letras.-
Psykhe
1 comentario:
La boca acaramelada con sangre me impulsó a comer urgentemente (a comer no.. a chupar?) un bom bon bum
mua!
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